Un hombre entrado en años llegó esa mañana al consultorio medico. Necesitaba curarse de una herida en la mano y tenia mucha prisa. Mientras el facultativo lo asistía le pregunto cuáles eran las razones de su urgencia.
Contesto que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer. Ella padecía de alzheimer y llevaba algún tiempo internada. Cuando acabo de vendar la herida, el galeno le pregunto si su esposa podría alarmarse en caso de que él llegara tarde.
-No, ella ya no sabe quien soy. Hace un año que no me reconoce, respondió el paciente.
Extrañado, el doctor agregó:
-Si no sabe quien es usted, ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas con tanta puntualidad?
El herido sonrío y, dándole unas palmaditas en la mano al joven doctor le dijo:
-Ella ya no sabe quien soy, pero yo sé muy bien quien es ella. La conocí en su plenitud, y era una mujer extraordinaria. Siempre disfrutó cuando le leía cuentos y poesías en el desayuno.
Cuando el hombre se retiraba del consultorio, el medico, con lágrimas en los ojos, se dijo para si mismo:
-Ésa es la clase de vínculo que anhelo alcanzar en mi vida. El verdadero amor no se reduce ni al lo físico ni a lo romántico. Es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es…
Extracto del libro “Cuentos para regalar a personas soñadoras”. De Enrique Mariscal.
4 comentarios:
Enhorabuena hermano, me gusta!!, tiene buen filling este nuevo Blog, presiento que va a ser tu bebe mimado.
Bueno, es un Honor para mi poder ser el primero en Felicitarte.
Bienvenidos Todos los Buscadores de Luz; aquí encontraran la Nave Rumbo a la Luz.
SamuSaiyozen, man.
Me hiciste llorar.. realmente bello lo que has plasmado.. una entrega sin igual. gracias por compartirlo y enseñarlo..
te dejo mi abrazo y tambien pasaré seguido por aqui...
cariños.
Gracias hermano tu presencia siempre bienvenida. Aun no hay gran cosa por aquí, pero llegarán...
¡UFAZ!
Cynthia...muchas gracias a ti por estar por aquí y ser una de las primeras en dejar tu delicada huella, no llores...la vida es bella y el verdadero amor es posible, todo va ir bien, bien, ¡muy bien!
Un abrazo zen.
Marcos.
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