domingo, 15 de febrero de 2009

PATANJALI dice...

Patanjali dice,

Medita también sobre el conocimiento
que te llega durante el sueño.

Simplemente te deslizas en el sueño como si fuera una cierta clase de ausencia. No lo es; tiene una presencia propia. El estar dormido no es solamente la negación del estar despierto. Si lo fuera, entonces no habría nada sobre lo que meditar. El dormir no es como la oscuridad, como una ausencia de luz; no. El dormir, tiene su propia positividad. Existe, y existe al igual que existe tu estar despierto. Y cuando medites y los misterios del sueño te sean revelados, entonces descubrirás que no existe diferencia alguna entre estar despierto y estar dormido. Ambos existen por sí mismos. El dormir no es solamente dejar de estar despierto; es una clase de actividad diferente. De ahí los sueños.
Soñar es una actividad tremenda, más poderosa que tu pensar, más importante, porque pertenece a una parte de tu ser más profunda que el pensar. Cuando te duermes, la mente que funcionó todo el día se encuentra cansada, agotada. Es una mente diminuta, una décima parte comparada con el inconsciente que es nueve veces más grande y poderoso. Y si la comparas con el superconsciente,... la comparación no es posible, porque el superconsciente es infinito, el superconsciente es omnipotente, omnipresente, omnisciente. El superconsciente es lo que Dios es. Incluso comparado con el inconsciente, el consciente es muy pequeño. Se cansa, necesita descanso para recargarse. El consciente se apaga. Durante el sueño empiezas una frenética actividad: el soñar.
Y ¿por qué ha sido despreciado? Porque la mente ha sido entrenada para sentirse identificada con el consciente, de forma que pienses que durante el sueño dejas de existir. Por eso el dormir parece una pequeña muerte. Nunca piensas en lo que entonces sucede. Patanjali dice, «Medita sobre ello y descubrirás muchas cosas en tu propio ser».
Te llevará algo de tiempo penetrar conscientemente en el sueño, porque incluso cuando estás despierto no eres consciente. De hecho, te mueves estando despierto como si estuvieras profundamente dormido, como un sonámbulo, como uno que camina estando dormido; no estás realmente muy despierto. No pienses que porque tus ojos están abiertos, eres consciente. Ser consciente significa que hagas lo que hagas o suceda lo que suceda en todo momento, lo haces con plena lucidez. Incluso si levanto mi mano haciéndote una indicación, lo hago con plena consciencia. Puede ser hecho de una forma robótica, mecánica; no eres consciente de lo que le sucede a la mano. En realidad, no la has movido. Se ha movido por sí misma, es inconsciente. Por eso es tan difícil penetrar en tu propio sueño.
Pero si uno lo intenta... En lo primero que hay que esforzarse es: mientras estés despierto permanece más atento, porque allí es donde has de empezar a esforzarte. Caminando por la calle, camina siendo plenamente consciente, como si estuvieras haciendo algo sumamente importante. Es muy importante. Deberías dar cada paso con plena atención. Si puedes hacerlo, solamente entonces serás capaz de penetrar en el sueño.
Ahora mismo tu consciencia es muy difusa. En el instante en que tu mente consciente se desconecta, esa débil consciencia desaparece como una pequeña onda. No tiene energía, es muy, muy débil, como un parpadeo, con voltaje cero. Has de comunicarle más energía, tanta energía que cuando la mente consciente se desconecte, esa consciencia pueda continuar por sí misma y tú te duermas siendo consciente. Esto puede suceder si realizas todas tus otras actividades con consciencia: caminar, comer, dormir, bañarte. Intenta durante el día que todo lo que hagas se convierta en una excusa para el adiestramiento interior de tu plena consciencia. Así, la actividad se convierte en algo secundario. El ser consciente durante esa actividad se convierte en lo principal.
Cuando por la noche ceses en tu actividad y te vayas a dormir, esa consciencia continuará. Incluso mientras te estés durmiendo, esa consciencia se convertirá en un observador: sí, el cuerpo se está durmiendo. Poco a poco, el cuerpo se va relajando. Tú no lo verba-lizas; simplemente observas como, poco a poco, los pensamientos van desapareciendo. Observa los espacios. Poco a poco, el mundo se va volviendo muy, muy distante. Vas acercándote a los fundamentos de tu ser, al inconsciente. Si eres capaz de dormirte siendo consciente, solamente entonces será posible que esa continuidad perdure durante toda la noche. Eso es lo que Patanjali quiere expresar al decir, «Medita también sobre el conocimiento que te llega durante el sueño».
Y el soñar puede aportarte mucho conocimiento porque es tu casa de los tesoros, tu almacén de muchas, muchas vidas. Y has estado acumulando allí muchas cosas. Trata primero de ser consciente mientras estás despierto, mientras estás en estado de vigilia, y luego, por sí misma, la consciencia se convertirá en algo tan poderoso que no importará en qué actividad te encuentres implicado; no habrá diferencia entre caminar de verdad o caminar en sueños.
Y cuando por primera vez te duermas siendo consciente, verás cómo cambia tu mecanismo. Incluso sentirás el click del instante en que desaparece el estado de vigilia, de la mente que se apaga; comienza otro reino. El ser ha cambiado de marcha. Entre esas dos marchas hay un pequeño punto muerto. Porque siempre que cambias de marcha, has de pasar por el punto muerto. Poco a poco, te irás volviendo consciente no sólo del cambio de marcha, sino del espacio entre las dos y en ese espacio alcanzarás tu primer vislumbre del superconsciente.
Cuando la mente consciente cambia al inconsciente, tan sólo durante un ínfimo instante, serás capaz de contemplar el superconsciente. Pero ése es un capítulo posterior de la historia; lo menciono sólo de pasada. Primero, tendrás que ser consciente del inconsciente y eso supondrá un tremendo cambio en tu vida.
Cuando empieces a observar tus sueños, descubrirás que existen cinco tipos de sueños. La primera clase de sueños es pura basura. Y muchos miles de psicoanalistas están trabajando en esa basura. No sirve de nada. Aparece porque con el transcurso del día, trabajando durante todo el día, acumulas mucha basura. Es igual que cuando el cuerpo se ensucia y necesitas un baño, necesitas limpiarte. De la misma forma, la mente acumula suciedad. Y no existe un medio para poder limpiar la mente, de forma que la mente posee un mecanismo automático para librarse de toda la basura, de toda la suciedad. El soñar no es nada más que la nube de polvo que levanta la mente al limpiarse; la primera clase de sueños. Y ésa es la clase más numerosa de sueños; casi el noventa por ciento. Casi el noventa por ciento de sueños son simplemente polvo que es limpiado; no les prestes mucha atención. Y, poco a poco, a medida que tú consciencia vaya creciendo, serás capaz de ver que es suciedad.
La segunda clase de sueños es una especie de satisfacción de tus necesidades. Existen muchas necesidades—necesidades naturales—pero los sacerdotes y los mal llamados maestros religiosos han envenenado tu mente. No te permiten ni siquiera satisfacer tus necesidades fundamentales. Las han condenado por completo. Y esa condena ha penetrado en ti, de modo que suspiras por satisfacer muchas de esas necesidades. Esas necesidades insatisfechas demandan cumplimiento. Y la segunda clase de sueños no es nada más que una satisfacción de esas necesidades. Sea lo que sea lo que hayas negado a tu ser—debido a los sacerdotes y a los envenenadores—en sueños la mente trata de satisfacerlo de una u otra forma.
El otro día un joven vino—muy sensible, muy sensitivo—y me preguntó, «He venido para plantearte una pregunta muy importante, pues toda mi vida depende de ella. Mis padres me están obligando a casarme y yo no veo que eso sea importante, de forma que he venido para preguntar: ¿Es importante o no es importante el matrimonio? ¿Debería o no debería casarme?» Yo le dije, «Cuando tienes sed, ¿preguntas si el beber es o no es importante? ¿He de beber o no he de beber agua?» La pregunta de si es importante, no surge. La pregunta es si estás o no estás sediento. Puede que el agua y el beber sean importantes, pero eso es irrelevante. Lo importante es si tú tienes o no tienes sed. Y sé que aunque bebas una y otra vez, volverás a tener sed. De modo que la mente puede decir, «¿Qué importancia tiene, cuál es su propósito: beber una y otra vez y tener sed siempre? Parece ser simplemente una rutina. Parece que no contiene significado alguno».
Ésta es la forma en que la mente consciente ha estado intentando controlar todo tu ser, porque la importancia de algo pertenece a la mente consciente. La mente inconsciente no sabe de importancias. Sabe lo que es el hambre, sabe lo que es la sed, sabe lo que es una necesidad; no sabe si son importantes. De hecho, la vida no tiene ningún significado. Si lo preguntas, vas camino del suicidio. La vida carece de significado; simplemente es, y existe de una forma tan hermosa sin significado que no tiene porque tenerlo. ¿Qué significado tiene la existencia de un árbol, o el sol que sale cada día por la mañana, o la luna por la noche? ¿Cuál es el significado de un árbol floreciendo? ¿Y cuál es el significado de los pájaros cantando por la mañana y de los ríos fluyendo y de las olas—esas tremendas olas del océano—golpeando una y otra vez contra las rocas? ¿Cuál es su significado?
El Todo carece de significado. El Todo existe de forma absolutamente hermosa sin significado alguno. De hecho, si tuviera un significado, el Todo no podría haber sido tan hermoso. Porque con lo significativo se introduce el cálculo, con lo significativo se introduce la astucia, con lo significativo se introduce la razón, con lo significativo se introduce la división: eso es importante, esto no es importante; esto es más importante, eso es menos importante. El Todo existe sin ninguna distinción. Todo es absolutamente hermoso simplemente por estar ahí, no por tener algún significado. Nada tiene un propósito.
De modo que le dije al joven, «Si preguntas sobre si es importante, estás planteando una pregunta equivocada y eso te conducirá por un camino equivocado»—ésa es la forma en que los sacerdotes se han vuelto tan poderosos: haces preguntas equivocadas y ellos te proporcionan falsas respuestas.
Le dije, «Simplemente obsérvate a ti mismo. ¿Necesitas a una mujer para sentirte satisfecho? ¿Suspira todo tu ser por tener amor? Porque el amor es un hambre, una sed. Cuando ves a una hermosa mujer pasando por tu lado, ¿sucede de repente algo en ti? ¿Una oleada, algo invisible, un cierto cambio? ¿No sucede nada? Sigues caminando igual que caminabas, como si la mujer no hubiera pasado. Si vas por una calle y una hermosa mujer pasa junto a ti y tú sigues caminando de la misma forma que lo hacías antes de que ella pasara, si nada ha sucedido, si en tu ser no ha aparecido ni una sola oscilación, ni un murmullo, entonces no hay necesidad de que te cases, pero no preguntes sobre su importancia.
Pero si algo sucede, si empiezas a caminar un poco más de prisa, si empiezas a entonar una canción, si empiezas a mirar a esa hermosa mujer, o empiezas a evitarla... si algo así sucede—no me refiero a si empiezas a ir en la misma dirección en que va la mujer, o empiezas a correr en la dirección opuesta; eso no es importante—si algo sucede, entonces tienes una necesidad y esa necesidad ha de ser satisfecha. Porque una necesidad existe para ser satisfecha. Puede que llegue un día en el que cruces la calle y el encontrarte con una mujer carezca de importancia. También esto es bueno, pero también aquello es bueno. Todo es sagrado y santo. Existe un momento para estar enamorado y existe un momento para trascenderlo. Existe un tiempo para relacionarse y disfrutar con la relación y existe un tiempo para estar solo para disfrutar de la belleza del descanso. Y todo es bello».
Pero uno debería atender a la necesidad y no a la importancia. Lo importante pertenece a la mente consciente; la necesidad pertenece al inconsciente. Y de esta forma la segunda clase de sueños aparece: continúas reprimiendo tus necesidades; entonces la mente las satisface en los sueños. Puede que no te cases, que hayas leído grandes libros y te encuentres envenenado por los pensadores y que ellos hayan moldeado tu mente según unas determinadas pautas; entonces dejas de estar abierto a la Existencia misma; las filosofías te han cegado. Entonces empiezas a reprimir tus necesidades. Y luego estas necesidades emergerán, surgirán, durante el sueño, porque el inconsciente no sabe de filosofías, el inconsciente no conoce ni propósitos, ni importancias. El inconsciente solamente sabe una cosa: lo que necesita tu ser para sentirse satisfecho.
Entonces el inconsciente provoca su propia clase de sueños. Ésta es la segunda clase de sueños. Es muy importante comprenderlos y meditar sobre ellos porque el inconsciente está tratando de decirte «¡No seas tonto! Sufrirás por ello. No hagas pasar hambre a tu ser. No seas un suicida y no vayas suicidándote lentamente al eliminar tus necesidades».
Recuerda: los deseos pertenecen a la mente consciente; las necesidades al inconsciente. Y comprender esa distinción es muy, muy importante, muy significativo.
Los deseos pertenecen a la mente consciente. El inconsciente no sabe de deseos, al inconsciente no le preocupan los deseos. ¿Qué es un deseo? El deseo surge de tu pensar, de tu condiciona-miento, de tu adiestramiento. Te gustaría ser presidente de un país; al inconsciente esto no le preocupa. El inconsciente no está interesado en ser el presidente de una nación; el inconsciente solamente está interesado en cómo ser una unidad orgánica satisfecha. Pero la mente consciente dice, «Conviértete en presidente. Y si para ser presidente has de sacrificar a tu mujer, entonces sacrificala. Si has de sacrificar tu cuerpo, sacrificarlo. Si has de sacrificar tu descanso, sacrificalo. Conviértete en el presidente de la nación». O acumula riquezas; eso pertenece a la mente consciente. El inconsciente no sabe de riquezas, el inconsciente solamente conoce lo natural. Está incontaminado por la sociedad. Es como los animales, como los pájaros, como los árboles. El inconsciente no ha sido condicionado por la sociedad, por los políticos. Sigue siendo puro.
Atiende a los sueños de la segunda clase y medita sobre ellos y te indicarán qué es lo que necesitas. Satisface las necesidades y no te preocupes por los deseos. Si quieres ser realmente feliz, satisface tus necesidades y no te preocupes por los deseos. Si quieres ser desgraciado, reprime tus necesidades y persigue los deseos.


Sigue en el próximo post...

4 comentarios:

Alimontero dijo...

Querido Marcos, el trabajo que yo realizo en lo profesional ha significado tambien un profundo camino interior y entiendo todo lo que aquí has escrito.
Le encuentro un gran sentido a lo que has posteado, me resuena en lo mas profundo.. y antes de leerte "le pedí a mi mente que te leyera con ojos del corazón" para internalizar mas que comprender, ya que ella, tal como dices, me ha comandado gran parte de mi vida...;-)
Te puedo compartir con gran satisfacción que mi Ser dijo SI....
Llegué a esta entrada primero y me lo leí todo. No ví las anteriores...y por eso empecé al revés...sé que da lo mismo...;-)

ahora solo te espero...
Muchas gracias!!

Ali

lanochedemedianoche dijo...

Muy interesante todo lo que planteas en tu escrito, volveré ´por mas.

Cariños

J. Marcos B. dijo...

No he escroto nada, es Patanjali...que dice que...y Osho al principio. Pero gracias por vuestros comentarios, son siempre bienvenidos. Estos escritos me ayudan personalmente también revisando, releyendo.....siempre me atrajeron estos datos en el camino que elegí vivir. Sigo aprendiendo día tras día intentando poner en practica todo esto, porque de eso se trata según mi entender, hablar es tan fácil....

Un abrazo zen a tod@s y gracias a Osho y Patanjali...

LOLI dijo...

Ya no voy a por mas libros a la biblioteca,ya tengo donde leer lo que necesito,GRACIAS!!